miércoles, 27 de abril de 2011

Minera Tizapa: mirar adentro, en la tierra.

Hace algunas semanas tuve la gran oportunidad de acompañar a mi profesor y amigo José Luis Haro a Minera Tizapa, empresa que forma parte del conglomerado de Peñoles, importante empresa minera del país.

Luego de comentarme que había obtenido este proyecto, me animé a preguntarle el lugar donde iba a ir a captar las imágenes.  Naturalmente me emocioné desde el principio, puesto que mi padre ha trabajado por más de 30 años en la industria minera y hemos pasado por más de 15 lugares diferentes acompañándolo, con amor, entusiasmo y orgullo.

Así pues, Chepo (como lo llamamos con cariño) me indicó el lugar y mi emoción fue mayor pues fue una de las unidades en donde estuvimos viviendo por alrededor de tres años.  Días después, recibí su invitación para acompañarle como asistente. No lo dudé y acepté.  Me encantó la idea de visitar de nuevo ese lugar en el que pasé momentos tan gratos y regresar a la mina en donde mi papá trabajó; ser testigo de los cambios, encontrarme quizá con conocidos de años.

De esta forma, emprendimos el viaje un viernes por la tarde y para la noche habíamos ya arribado a nuestro destino. La jornada al día siguiente comenzó muy temprano. ¡¡Ti ti ti tiiitt, ti ti ti tiiittt!! sonaba la alarma a las 5:20 am, arriba para darme un baño e ir a desayunar para tomar el camión a las 6:00 am, que nos llevaría hasta la mina.

Interior de las oficinas de Minera Tizapa.

Una vez ahí, y hacia las 9:00 am, nos tocó emprender el viaje hacia el interior de la tierra.  La situación me era familiar, ya que en alguna otra ocasión tuve la oportunidad de bajar a una mina de rampa.  Sin embargo, no había bajado completamente equipada: overol con cintas reflejantes, botas de plástico, cinturón para y con el cargador de la lámpara, casco de seguridad, lentes, cubreboca, guantes (por si se requerían) y lámpara adicional trasera para casco.  Definitivamente, así la experiencia es mucho más completa... y pesada también.


Tablero de entrada (cada persona que entra debe colocar aquí su tarjeta, de esta forma
se lleva un control de quiénes y cuántos están abajo en la mina).

Ya al interior, comenzaba a sentirse el calor y la humedad y así fuimos recorriendo los distintos espacios de donde José Luis requería imágenes documentales de las labores del minero. Poco a poco fuimos internándonos aún más profundo, de manera que entre la caminata, el calor, el sudor que caía en los ojos, el peso del equipo de seguridad y el fotográfico, la respiración se dificultaba a ratos y también hacía difícil captar ciertas imágenes.

Comenzando la travesía subterránea.



Ahí adentro, si no llevas reloj, el tiempo es demasiado subjetivo. Pasamos abajo 4 hrs. que más bien parecieron 2:  caminando por caminos secos y totalmente oscuros, caminos húmedos y con charcos, encontrándonos con trabajadores, preguntándoles sobre su trabajo, procesos y herramientas, subiendo y bajando de la camioneta, limpiándonos el sudor de los ojos, cubriéndonos la boca y los oídos... en fin, observando y experimentando toda esa sinfonía de acciones al interior, ahí abajo, en la tierra.

El gran espacio.


Refugio de emergencia.


Al interior del refugio hay oxígeno, agua, comida enlatada, frutas deshidratadas,
lo suficiente para subsistir en caso de accidente.


José Luis Haro, fotógrafo.




Camión de explosivos.


Documentando.

















Presa de Jales, Minera Tizapa S.A. de C.V.




Planta de Beneficio.