Hace algunas semanas tuve la gran oportunidad de acompañar a mi profesor y amigo José Luis Haro a Minera Tizapa, empresa que forma parte del conglomerado de Peñoles, importante empresa minera del país.
Luego de comentarme que había obtenido este proyecto, me animé a preguntarle el lugar donde iba a ir a captar las imágenes. Naturalmente me emocioné desde el principio, puesto que mi padre ha trabajado por más de 30 años en la industria minera y hemos pasado por más de 15 lugares diferentes acompañándolo, con amor, entusiasmo y orgullo.
Así pues, Chepo (como lo llamamos con cariño) me indicó el lugar y mi emoción fue mayor pues fue una de las unidades en donde estuvimos viviendo por alrededor de tres años. Días después, recibí su invitación para acompañarle como asistente. No lo dudé y acepté. Me encantó la idea de visitar de nuevo ese lugar en el que pasé momentos tan gratos y regresar a la mina en donde mi papá trabajó; ser testigo de los cambios, encontrarme quizá con conocidos de años.
De esta forma, emprendimos el viaje un viernes por la tarde y para la noche habíamos ya arribado a nuestro destino. La jornada al día siguiente comenzó muy temprano. ¡¡Ti ti ti tiiitt, ti ti ti tiiittt!! sonaba la alarma a las 5:20 am, arriba para darme un baño e ir a desayunar para tomar el camión a las 6:00 am, que nos llevaría hasta la mina.
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Interior de las oficinas de Minera Tizapa. |
Una vez ahí, y hacia las 9:00 am, nos tocó emprender el viaje hacia el interior de la tierra. La situación me era familiar, ya que en alguna otra ocasión tuve la oportunidad de bajar a una mina de rampa. Sin embargo, no había bajado completamente equipada: overol con cintas reflejantes, botas de plástico, cinturón para y con el cargador de la lámpara, casco de seguridad, lentes, cubreboca, guantes (por si se requerían) y lámpara adicional trasera para casco. Definitivamente, así la experiencia es mucho más completa... y pesada también.
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Tablero de entrada (cada persona que entra debe colocar aquí su tarjeta, de esta forma
se lleva un control de quiénes y cuántos están abajo en la mina). |
Ya al interior, comenzaba a sentirse el calor y la humedad y así fuimos recorriendo los distintos espacios de donde José Luis requería imágenes documentales de las labores del minero. Poco a poco fuimos internándonos aún más profundo, de manera que entre la caminata, el calor, el sudor que caía en los ojos, el peso del equipo de seguridad y el fotográfico, la respiración se dificultaba a ratos y también hacía difícil captar ciertas imágenes.
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Comenzando la travesía subterránea. |
Ahí adentro, si no llevas reloj, el tiempo es demasiado subjetivo. Pasamos abajo 4 hrs. que más bien parecieron 2: caminando por caminos secos y totalmente oscuros, caminos húmedos y con charcos, encontrándonos con trabajadores, preguntándoles sobre su trabajo, procesos y herramientas, subiendo y bajando de la camioneta, limpiándonos el sudor de los ojos, cubriéndonos la boca y los oídos... en fin, observando y experimentando toda esa sinfonía de acciones al interior, ahí abajo, en la tierra.
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El gran espacio. |
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Refugio de emergencia. |
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Al interior del refugio hay oxígeno, agua, comida enlatada, frutas deshidratadas,
lo suficiente para subsistir en caso de accidente. |
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José Luis Haro, fotógrafo. |
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Camión de explosivos. |
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Documentando. |
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Presa de Jales, Minera Tizapa S.A. de C.V. |
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Planta de Beneficio. |